Corelli, Arcangelo

Violinista y compositor

Italiano Barroco tardío

Fusignano, cerca de Faenza, 17 de febrero de 1653, - †Roma, 8 de enero de 1713

Quinto hijo de Arcangelo y Santa Raffini, nació cinco semanas después de la muerte de su padre, en el seno de una familia de ricos terratenientes.

Arcangelo Corelli

Pertenecen a la leyenda las primeras imágenes tradicionales, el joven Corelli que siente nacer la vocación escuchando tocar el violín a un sacerdote local, las lecciones del cura de San Savino, las improvisaciones de verano, entre los aldeanos capturados, debajo de un árbol en el campo. El único cura del que tenemos cierto grado de certeza es el que en Faenza le impartió los primeros rudimentos del sonido, de acuerdo a las noticias que Crescimbeni, fundador e histórico de Arcadia, debió obtener de Corelli personalmente. Suponemos que Santa Raffini, criando, después de los hermanos Ippolito, Domenico, Giovanna y Giacinto, a este último hijo que llevaba el nombre de su marido, secundó con placer la inclinación que se manifestaba por primera vez en la familia, sin darle demasiada importancia. La idea de una profesión musical fue descartada en un principio; continuó con los mismos estudios en Lugo y después fue enviado a Bolonia en 1666 para estudiar con los famosos músicos de la Basílica de San Petronio, sin otro fin que el de profesar este arte. Pero al conocer bien el sonido del violín lo dominó tal genio, que sólo prestó atención a este y permaneció en Bolonia cuatro años estudiando el instrumento.

Retrato de Arcangelo Corelli por Jan Frans van Douven

La práctica del instrumento debía complementarse con los estudios de un joven caballero para prepararse para un trabajo que correspondiera a su rango. Este proyecto fue luego abandonado por la música, pero explica ciertos rasgos que surgirán, en la carrera de Corelli, en episodios considerados durante mucho tiempo como desconcertantes. Él no se definía, como Albinoni, 'diletante' y preferiría ocultar el nacimiento patricio, como un obstáculo para la fama profesional. Pero los estigmas de la intención original se mantuvieron. De acuerdo al padre Martini, era más que mediocremente instruido en la música, pero con cierto don celestial, divino y maravilloso, aprendió muy curiosamente los principios del sonido del violín, bajo la dirección de Giovanni Benvenuti, académico de Bolonia, lo que da a entender que en Faenza y Lugo Corelli no había aprendido ya el violín, sino sólo las nociones teóricas. En 1670 fue nombrado miembro de la Accademia Filarmonica, aparentemente como premio por la composición de doce sonatas. Sin embargo, del período boloñés se pueden mencionar con certeza sólo una "Sonata para trompeta, dos violines y bajo continuo", y una "Sonata para violín y bajo", contenidas, con otras seis, en una colección que data de principios de 1680. Por muy experto en que se hubiese convertido el joven virtuoso, el nombramiento de académico a una edad que se verá reducida solamente por Wolfgang Amadeus Mozart, no se justifica a menos que se suponga que el nacimiento patricio del agregado tuviera su peso sobre el conde Vincenzo Maria Carrati, fundador de la Accadenia y sus amigos.

En Bolonia, Corelli rendirá homenaje en los títulos de las tres primeras obras impresas, llamándose 'da Fusignano, detto il Bolognese', después de lo cual esta denominación desaparecerá. De Bolonia llegarían críticas, como la de Giacomo Antonio Perti a su 'negligencia' de escritura, y luego una controversia ruidosa en 1685, provocada por Giovanni Paolo Colonna, sucesor de Cazzati en San Petronio. En todo caso, no fue a Bolonia que Corelli recurrió para depurar los errores doctrinales, sino a Roma donde, colocándose bajo la dirección del reconocido maestro Matteo Simonelli, aprendió de él muy fácilmente los preceptos del contrapunto, mediante los cuales logró llegar a ser un excelente y bien fundado compositor.  Alumno de Gregorio Allegri y Orazio Benevoli, Simonelli, a quien llegaron a llamar ‘el Palestrina de nuestro tiempo’, era un gran contrapuntista que contribuyó enseñándole a Corelli el 'stylus praenestinus', que tenía entonces una de sus periódicas resurrecciones.

Retrato de Corelli por Hugh Howard - 1697

Para decir cuándo surgió esta consciente voluntad clásica, sería necesario penetrar la oscuridad que rodea seis años de su vida desde que su pista se pierde en Bolonia en 1670, sólo para reaparecer con certeza en Roma, en 1675. Se fue de Bolonia, después de haber astuta y secretamente aprendido la manera de tocar de Leonardo Brugnoli, llamado El Veneciano -virtuoso violinista que tocaba de maravilla, y que era famoso por las improvisaciones-, escuchándolo mientras estudiaba. Por lo tanto partió para Roma un compositor de diecisiete años asentado en virtuosismo instrumental, pero no en el contrapunto clásico, falencia de su formación que él mismo reconoció en una autocrítica que se hizo en 1679, al considerar que  no había completado su laguna de músico práctico. Con el traslado a Roma, además del empleo y la fama, Corelli trata de corregir las deficiencias teóricas en su formación, pero al mismo tiempo se separa de la escuela boloñesa de composición, fuerte en teoría, pero baja en genialidad y en estilo. Su presencia en Roma se demuestra con documentos seguros desde 1675. El 31 de marzo, 'Domingo de Ramos', es mencionado entre los violines del concerto grosso en la ejecución de un número de oratorios en San Giovanni dei Fiorentini, incluyendo "San Giovanni Battista", de Antonio Stradella. El 25 de agosto, el nombre 'Arcangelo' aparece como tercero de los cuatro violinistas en la lista de pagos en San Luigi dei Francesi, para la fiesta anual del patrono. A partir de este año las listas de los pagos restantes proporcionan una trayectoria coherente, aunque no constante, de la presencia de Corelli en Roma. En 1676 es segundo violín, siendo el primero Carlo Marinelli, hijo de Francesco, cuya "Andrómeda" había inaugurado en 1638 el teatro veneciano de San Cassiano. En la misma posición, lo encontramos en 1678.

Arcangelo Corelli

El 6 de enero, como primer violín, dirige la orquesta en la ópera "Dov'è amore è pietà", de Bernardo Pasquini, con que se inauguró el teatro Capranica. Es el año que se considera crucial para la revelación de Corelli al mundo artístico romano, que ahora tiene su centro en el palacio Riario, residencia de la reina Cristina de Suecia. Mientras que en San Luigi dei Francesi continuaba el ascenso hacia la primera posición, Corelli abre, gracias a la confianza de Pasquini, dieciséis años mayor que él, la actividad como director de orquesta, que se convertirá en tan importante como la práctica del violín. El servicio para Cristina de Suecia, que ahora sabemos que se inició en 1679, después de la ópera de Pasquini, explica la ausencia de San Luigi. 1680 vio el final y posteriormente la ejecución de las doce sonatas, que aparecieron en Roma en 1681 con el título de Opera prima: "Sonate à tre, doi Violini, e Violone, o Arcileuto, col Basso per l'Organo Consecrate alla Sacra Real Maestà di Cristina Alessandra Regina di Svezia". Aproximadamente en 1680 visitó Alemania, si bien posteriormente apenas viajó, salvo un esporádico viaje a Nápoles en 1702.

No es el genio tardío que se ha dicho, sino un creador consciente de cargar un peso inmenso.  Que no se contenta con escribir nuevas obras, sino que de cada una pretende un paso hacia la perfección de la forma. El hombre que en 1681 tiene un nuevo trabajo descrito, y que no publicó hasta 1685, sabiendo qué razones limitaban su campo. En la escritura que está experimentando Corelli confluyen todas las experiencias y los intentos, a menudo desordenados, del último medio siglo, no sólo instrumentales, sino también vocales. Al canto, de hecho, se relaciona la íntima esencia de la melodía corelliana. El paralelo más cercano posible con el arte del canto, que Corelli ha transmitido a Giuseppe Tartini y luego a todos los estudiantes de las diferentes escuelas, asigna al violín la tarea de extraer de su materia el canto, como la figura de la roca en la metáfora de Miguel Ángel, o el alma del cuerpo que la aprisiona.

Monumento funerario y busto de Corelli como grabado en el frontispicio de una edición del siglo XVIII de su más famoso "Opus 6".

A partir de 1681, nobles y perfectas obras  comienzan a salir a intervalos casi regulares: en 1685, la "Opera seconda di sonate da camera". En 1689, la "Opera terza di sonate da chiesa", y en 1694 la "Opera quarta di sonate da camera". Y cuando, en 1700, aparece, tan esperada, la "Opera quinta", están en circulación, incluyendo italianas y extranjeras, trece ediciones de la Opera prima, doce de la segunda, nueve de la tercera y siete de la Opera cuarta: cuarenta y una impresas. Y la acogida otorgada no sólo a la música nueva y genial, sino a modelos debatidos y esperados por largo tiempo. Muffat los lleva a Salzburgo en 1682. Y en 1689 François Couperin declara haber escrito 'charmé de celles du signor Corelli, dont j'aimeray les oeuvres tant que je vivray, la première Sonate (de este estilo) que je composay et qui ait été composée en France'. Como tan a menudo ha sucedido, el genio salido de las filas del diletantismo renueva el arte que los pedantes de la profesión dejaban languidecer.

Desde agosto de 1682 hasta 1709, se encuentra siempre Corelli como líder de la orquesta de San Luigi dei Francesi, con un aumento de sueldo (seis escudos en 1694) y el conjunto formado primero por diez, luego catorce violines. Junto a él aparece el alumno y fámulo de toda la vida, Matteo Fornari, que en 1710 lo sustituiría a la cabeza de la orquesta. En 1684 abandona el palacio Riario y a su reina, formidable mecenas, pero irregular en los pagos, para trabajar para el cardenal Pamphili, quien organizó y promocionó sus conciertos, y fue su principal mecenas, y en 1687 se convirtió en el director musical de Pamphili, interpretando sonatas y conciertos a trío con el compositor y violonchelista Giovanni Lorenzo Lulier, y el excelente violinista Matteo Fornari, antiguo discípulo suyo. Su fama se eleva, y sólo la litigiosa Bolonia permanece al acecho. Acaba de salir en Bolonia, en 1685, la edición de la "Ópera seconda" y no faltan las maliciosas acusaciones e infundios envidiosos que dan lugar a un prologado intercambio epistolar.

Grabado en mezzotinta de Arcangelo Corelli por John Smith, basado en el retrato de Hugh Howard - 1704

Convertido en 'maestro di musica' del cardenal Pamphili, Corelli fue a vivir en el palacio con Fornari, el interno Bernardino Salviati y el sirviente Galleani, donde permanece hasta 1690. La orquesta se levanta de unos pocos virtuosos en 1672 a unos cincuenta músicos, y más, variando los violines de veinte a treinta y nueve, con seis violas, cinco violones, dos contrabajos, dos laúdes, dos oboes y una guitarra. Poderoso conjunto, pero Corelli había dirigido, en febrero de ese mismo 1687, una orquesta de ciento cincuenta cuerdas en la academia que la reina Cristina había ofrecido en honor del conde de Castlemain, a quien James II, ascendido al trono de Inglaterra en 1685, envió a Roma como embajador al papa Inocencio XI. Este conjunto, obtenido mediante la recopilación de músicos de diferentes orquestas, debió constituir una novedad sensacional, muy ligada a la personalidad de Corelli director: a su sentido de la masa sonora, a la minuciosidad de los ensayos, que exigía en gran número, cosa entonces inusual, a la precisión y simultaneidad del gesto, que comprendió por primera vez en el sentido moderno. La academia otorgada por la reina es otro de los ejemplos que quedan de la colaboración con Bernardo Pasquini que, como la amistad con Alessandro Scarlatti, tuvo su base práctica en el círculo de Pamphili donde los tres funcionaban. Aparecen juntos desde 1684 en los registros de la Congregazione dei Virtuosi di Santa Cecilia, juntos pasaron del servicio de Pamphili al de Ottoboni en 1690 y juntos, por último, ingresaron en la Accademia Arcadia en 1706. Para el oratorio de Lulier, "Santa Beatrice d'Este", realizado en el palacio Pamphili en los primeros meses de 1689 en honor del cardenal Rinaldo d'Este, Corelli escribió una sinfonía en cinco movimientos cortos.

La elección al papado de Alejandro VIII Ottoboni (6 de octubre  de 1689) abre la última fase de la vida de Corelli en Roma. No es que este papado haya durado mucho tiempo, porque Ottoboni murió después de ni siquiera quince meses de reinado: estos fueron suficientes para instalar sin vacilaciones a otro Pietro Ottoboni, el nieto de veintidós años del hermano del Papa, hecho cardenal con el título de San Lorenzo in Damaso, en uno de los puestos más prestigiosos de la Iglesia Católica, vice rector y administrador general de todo el dominio eclesiástico. Dotado de gustos musicales, literarios y artísticos, que el poder y la riqueza transformaron en pasiones desenfrenadas, Ottoboni fue el último ejemplo sorprendente de nepotismo barroco romano. La inclinación por Corelli, sin duda el favorito entre los muchos músicos de los que se rodeó, indica el ojo seguro del joven cardenal y también revela afinidades extranjeras con la música, como lo demuestra la preferencia por las obras de los mismos pintores neoclásicos a la Poussin, que Corelli también amaba. El traslado al Palacio de la Cancillería, llamado desde el advenimiento de Ottoboni 'confugio de' Virtuosi', fue consecuencia natural de su nombramiento como primer violinista y director de los conciertos, que tenían lugar en el apartamento noble del palacio, donde una habitación se transformó en teatro, o en la basílica de San Lorenzo in Damaso.

Edición discográfica con "6 Concerti Grossi" de Arcangelo Corelli

Su vida ahora fluye en la calma de una posición privilegiada en comparación con las vidas de los artistas de su tiempo, libre de las ansiedades de la prisa, y de la necesidad de dinero que tanto pesaría en la existencia de un Vivaldi. Las colecciones corellianas continúan saliendo en solemne cadencia, que en todo caso se desacelera. En 1694 es la "Opera quarta, di sonate da camera", 'per l'accademia dell'Eminentissimo cardinale Ottoboni'. La fama de Corelli, violinista, director de orquesta, profesor y compositor es ahora muy alta. Un columnista de música lo llamó, en 1689, 'el nuevo Orfeo de nuestro tiempo'; vienen a Roma para conocerlo. Ottoboni ordena hacerle algunos retratos. Corelli, que desde 1698 fue el 'Guardiano della sezione strumentisti' de la Congregación de Santa Cecilia, aclamado como el más grande compositor instrumental vivo, publicó, con fecha 1 de enero de 1700, la "Opera quinta", dedicada a la electora Sophie Charlotte de Brandenburg, casada desde 1684 con Federico, primer rey de Prusia, conocedora del arte y de la música, e interesada en todos los aspectos de la cultura europea.

Dirigió orquesta para Haendel (1707-8), pero se retiró con la intención de pasar sus últimos años revisando y actualizando sus conciertos. Murió en Roma en 1713. No se sabe qué mal llevaría a Corelli a morir tan temprano, e incluso si algunos de los síntomas o la enfermedad permitirían presagiarla. El velo que envuelve casi toda su vida también rodea tenaz su fin. En 1710 deja de actuar en público, y Matteo Fornari lo reemplaza en San Luigi. Hasta 1712, los registros de la parroquia de San Lorenzo lo mencionan como residente, con Fornari, en el palacio de la Cancillería. Al final de ese año, tal vez presagiando el final, se hace llevar al pequeño apartamento del palacio Ermini, donde vivían su hermano Jacinto y su hijo Arcangelo de veintiún años. Ni su hermano ni su nieto estaban en Roma cuando Corelli, después de una breve enfermedad, cuya naturaleza se desconoce, murió en la noche del 8 de enero de 1713, antes de cumplir sesenta años. El 5 de enero había escrito de su puño y letra el testamento, entregándolo al confesor. El cardenal Ottoboni hizo embalsamar su cuerpo y, encerrado en tres ataúdes, uno de plomo, el segundo de ciprés, y el tercero de castaño, se mantendría expuesto en un catafalco de mármol con su inscripción en la Iglesia de la Rotonda.

Si bien sus sonatas fueron publicadas a intervalos de cinco años, y sus conciertos únicamente después de su muerte, su fama internacional queda bien clara a través de documentos que se conservan. Los numerosos arreglos de que fue objeto su obra, llegando incluso a la descarada imitación, y las numerosas interpretaciones que de su música hacían músicos que previamente habían sido sus discípulos, como Geminiani, Somis, Gasparini y Anet, dan prueba de ello. El mayor maestro de violín de su época, famoso fundador de nuevos elementos constituyentes de la interpretación orquestal, y compositor extremadamente perfeccionista, Corelli ejerció una influencia sin precedentes incluso en el siglo XVIII, a pesar de ser exclusivamente compositor de música instrumental, cuando el género por antonomasia era la ópera. Acercó los estilos da chiesa y da camera de la sonata, favoreciendo la creación de un número menor de movimientos de mayor extensión, caracterizado por su preciso dominio de la tonalidad, la secuencia y la modulación. Su mayor logro es, sin duda, la traducción de su lenguaje al lenguaje orquestal, consolidando el concerto grosso, en el que se alterna el tutti con el concertino. Manejaba ricas texturas contrapuntísticas con una línea melódica de gran expresividad e imaginación, explotando al máximo su virtuosismo al violín.

"Concerto grosso Nº 8 en Sol menor, Op 6" llamado "Concierto de Navidad"