Gesualdo, Carlo

Laudista y compositor

Italiano Barroco temprano

Venosa, Potenza, 8 de marzo de 1566 - †Avellino, 8 de septiembre de 1613

Escasas y muy inexactas han sido, hasta hace pocos años, las noticias sobre la fecha y lugar de nacimiento de Gesualdo, tercer príncipe de Venosa, señor de Conza, Laino y Caggiano y -como su abuelo Luigi y su padre Fabrizio Gesualdo- grande de España.

Carlo Gesualdo

Durante mucho tiempo se mencionó 1560 o 1561 como la fecha probable del nacimiento, sin tener en cuenta, sin embargo, que sólo el 13 de febrero de 1561 se firmó el contrato del matrimonio entre el padre y Geronima Borromeo (hija de Margarita de Médici, sobrina del papa Pío IV Medici y hermana del cardenal Carlo Borromeo; del matrimonio nacieron Luigi, Carlo, Vittoria e Isabella), y que el nacimiento del primogénito Luigi se produjo seguramente alrededor de 1563. El lugar de nacimiento, que se suponía fuese el espléndido palacio del príncipe de San Severo, amplitud de San Domenico Maggiore de Nápoles, donde la familia residió durante largos períodos, sólo recientemente se ha identificado con el castillo de Venosa, no muy lejos de Potenza. Nacido en el seno de una familia aristocrática estrechamente relacionada con la Iglesia, era sobrino del arzobispo de Nápoles Alfonso Gesualdo y de San Carlo Borromeo, y también sobrino nieto del Papa Pío IV. Comenzó sus estudios musicales en la academia fundada por su padre y frecuentada por importantes músicos. Recibió a muy temprana edad clases de laúd y composición, probablemente de Pomponio Nenna.

Carlo Gesualdo y su tío el cardenal Carlo Borromeo

Pocas y fragmentarias son las noticias relacionadas con las dos primeras décadas de la vida y la actividad de Gesualdo. Sin embargo, se sabe que, perteneciendo a una categoría de alta aristocracia napolitana, y también disfrutando del prestigio y la autoridad que derivaba de su tío paterno, el cardenal Alfonso -desde 1596 arzobispo de Nápoles y decano del Sacro Colegio-, pronto comenzó a dedicarse al estudio y práctica de la música: con resultados notables, si se da credibilidad a pruebas tales como, por ejemplo, la de Pitoni, que lo definía como excelente intérprete de muchos instrumentos, o de Giovanni de Macque, que lo llamó 'gran amante de esta ciencia en la que ha logrado la perfección, así como en el tocar el laúd y en componer tiene pocos pares'. Como era costumbre entre muchos aristócratas de su tiempo, tuvo relaciones de familiaridad con algunos de los exponentes más importantes de la vida artística napolitana del siglo XVI, con los que, tras los pasos de su padre Fabricio, acostumbraba rodearse de literatos y músicos. Compositores napolitanos en su mayoría, y de origen noble, entre los cuales se encontraban F. Filomarino, F. Carafa, Ettore Gesualdo, E. Della Marra, Scipione Dentice 'del cimbalo', A. Grifone 'della viola d'arco', el organista y compositor Scipione Stella (ingresado al servicio de Gesualdo en 1593, permaneció allí durante unos diez años), el anciano G. L. Mollica 'dell'Arpa', y Giovanni Domenico Montella. Muchos músicos también de Bari, o de Puglia, como R. Rodio, G. B. di Paola, G. L. Primavera, M. Effrem (entró al servicio de Gesualdo en 1593 aproximadamente, permaneció allí hasta su muerte), el prolífico Stefano Felis, uno de los compositores más destacados de lo activos junto a Gesualdo, y tal vez su maestro. De particular interés Pomponio Nenna, caballero diez años mayor que el príncipe, que permaneció en su servicio desde 1593-94 hasta fines de 1599. Gesualdo también tuvo estrecha relación con Macque que fue, probablemente, uno de sus pocos verdaderos maestros; desde 1585 al servicio de Fabrizio, en 1586 pasó a depender de Carlo.

Carlo Gesualdo

Entre los literatos que estaban en contacto con Gesualdo, un papel principal corresponde a Torcuato Tasso, a quien Gesualdo conoció a través de la familia d'Avalos y frecuentó con ocasión de las dos primeras estancias en Nápoles del poeta (en 1588 y 1592 ). Tasso, a solicitud de Gesualdo, escribió y le envió con insistente regularidad numerosos textos, sin lograr realmente establecer una colaboración fructífera y duradera con el príncipe, quien, de hecho, de los más de 40 madrigales enviados a él por el poeta, sólo puso música a uno ("Se così dolce è il duolo", Libro I), eligiendo otros diez -y sólo para los dos primeros libros- entre composiciones conocidas y musicadas de otros compositores.

Después de la muerte de su hermano mayor Luigi, heredó los títulos y derechos dinásticos de la familia. Las exigencias dinásticas y la preocupación paternal de dar esposa al segundo hijo a fin de que patrimonio tan amplio y tan antiguo no fuera a salir de la casa, obligó a Gesualdo a unirse en matrimonio  -previa dispensa papal, siendo primos hermanos- con la bella María d'Avalos, de 24 años, hija de la tía paterna Sveva Gesualdo y de Carlo d'Avalos, duque de Pescara, y nieta de Carlo, conde de Montesarchio y ya viuda, aunque muy joven, de Federico Carafa. Se casaron en la iglesia de San Domingo Mayor, Nápoles, el 28 de mayo de 1586; de ese matrimonio nació Emanuele, que murió muy joven, pocos días después de la muerte de su padre. Sin embargo el matrimonio arreglado de Carlo Gesualdo no tenía destino y el 17 de octubre de 1590 asesinó a su esposa junto con su amante Fabrizio Carafa, Duque de Andria, habiéndolos sorprendido "in flagrante delicto". El ensañamiento y salvajismo con el que cometió el crimen convulsionó a la sociedad de la época. Sin embargo, de acuerdo a las leyes de ese tiempo respecto del adulterio, fue absuelto de culpa por el virrey de Nápoles, Juan de Zúñiga Avellaneda y Bazán, quien lo exhortó a retirarse a su mansión en la ciudad de Gesualdo para escapar de las iras de las familias de los asesinados.

Edición discográfica de Madrigales de Carlo Gesualdo

En 1594 contrajo matrimonio con Leonora d'Este, hija del duque de Ferrara  y a partir de entonces pasó algún tiempo en Ferrara, donde pudo dar rienda suelta a su pasión por la música. Formó su propia institución musical en su mansión de Gesualdo, Avellino, donde pasó la mayor parte de su tiempo a partir de 1600. Los períodos de crisis melancólica y las muestras de inestabilidad emocional le condujeron a una relación tensa con su nueva esposa, quien en su momento comenzó los trámites de divorcio. La crisis depresiva de Gesualdo se vio incrementada por la muerte de sus dos hijos, uno de cada matrimonio. La muerte del primero por sofocamiento, fue imputada a Gesualdo y la muerte del segundo en 1600 le afectó notablemente, lo que podría ser el punto de partida de la particular penitencia que se auto impuso. Consideró la muerte de sus hijos como castigo de la justicia divina y vivió atormentado hasta el día de su muerte. Para expiar sus culpas se sometió a prácticas masoquistas con escenas de flagelación con muchachos, para según él, expulsar a los demonios. Después de una de estas sesiones se encontró a Carlo Gesualdo muerto y desnudo el 8 de septiembre de 1613. Según algunas fuentes su muerte fue voluntaria pero otras indican que pudiera ser asesinado por alguno de los jóvenes con los que se flagelaba.

Las excelentes relaciones de su familia con la Iglesia hicieron que su obra no sufriera ningún tipo de censura. Sus composiciones se salen de los cánones de la época: Gesualdo no tenía que agradar a nadie, escribía para sí mismo, el resultado fue una obra original, extraña y sorprendente en el Renacimiento. Fue así de extraña por su uso constante de la disonancia y del cromatismo, algo impensable para la época que veía en su seno el inicio de una proto armonía tonal que en el barroco se desarrollará, como con el tratado de armonía de Rameau (1722). Por ello, Gesualdo es considerado un adelantado de su época y uno de los precursores del Barroco. Su obra está influenciada por el carácter nuevo de la música de Luzzasco Luzzaschi que conoció en Ferrara y a quien dedicó en 1594 su cuarto libro de madrigales. En ellos es posible seguir la evolución del compositor desde las primeras partituras, influidas por el ejemplo de su maestro Pomponio Nenna, hasta las de madurez, con la muerte y el dolor como temas más frecuentados. De carácter estático y contrastado, compuestas de frases muy breves, en ocasiones desprovistas de temas melódicos propiamente dichos, en su abigarrada expresividad y su hábil empleo de la disonancia anuncian y preceden el universo barroco. Junto a otro libro de madrigales a seis voces, que nos ha llegado incompleto, y dos de motetes, conforman la parte más interesante y sorprendente de su catálogo, aquella que convierte a Gesualdo en uno de los mayores compositores de su época, comparable a sus dos contemporáneos, tan diferentes y complementarios, Luca Marenzio y Claudio Monteverdi.

De particular interés son las pocas composiciones instrumentales de Gesualdo, en particular, la "Canzon francese del principe", en la que se encuentra la influencia de la música para teclado de Ferrara (Luzzaschi, Wert, Ercole Pasquini, etc.), tanto de la napolitana de fines del siglo XVI, que tuvo entre sus protagonistas a muchos de los mismos autores que estuvieron en contacto o al servicio del príncipe, como Filomarino, Stella, Macque, etc. En lo que respecta, por último, a la muy compleja cuestión del "manierismo" de Gesualdo, debemos decir que compleja y controvertida es más en general la definición de manierismo musical en las composiciones de este periodo, no sólo vocal, sino también instrumental.

"Ave dulcissima Maria"