Se le conoce exclusivamente por sus motetes y misas para cinco a ocho voces; un volumen de dichas obras, que databa de antes de su libro de 1590, se ha perdido.

Los que existen son testimonio de su habilidad en el manejo de texturas polifónicas, especialmente técnicas de 'cori spezzati': sus motetes de ocho partes, cuya armonía es bien considerada y cuyas melodías juegan muy a menudo un papel decisivo en el carácter, muestran articulación inventiva de los dos coros, cuya escritura es a veces contrapuntística con imitación compleja, y a veces homofónica.

Estos motetes fueron conocidos en lugares tan lejanos como Pomerania y Silesia.