Guignon, Jean-Pierre

Violinista y compositor

Italiano-francés Barroco tardío

Turin, 10 de febrero de 1702 - †Versalles, 30 de enero de 1774

Nacido Giovanni Pietro Ghignone, perteneció a una familia de comerciantes, de Michele Angelo Ghignone y de María Roger.

Jean-Pierre Guignon

En la ciudad natal emprendió el estudio de la música bajo la dirección de Giovanni Battista Somis, poniendo temprano de relieve sus cualidades de experto ejecutante. Posiblemente siguiendo los pasos de otro discípulo de Somis, Jean-Marie Leclair l’aïné, viajó joven a Francia, donde desarrolló toda su actividad profesional, razón por la cual se le conoce por su nombre afrancesado. En abril de 1725 debutó en París como violinista en el Concert spirituel, exhibiéndose junto con J.-B. Anet en una confrontación directa que vio deliberadamente contrapuestas la escuela violínística italiana con la francesa.

Posteriormente, en octubre de 1727, se presentó en Rennes, junto con el violista A. Forqueray, y al año siguiente renovó el entusiasmo del público parisino interpretando en el Concert spirituel obras de Antonio Vivaldi.

Jean-Pierre Guignon

Ya músico establecido, entró en 1730 en el servicio del príncipe de Carignano, Vittorio Amedeo de Saboya, y en el mismo año fue capaz de exhibirse en presencia de la familia real francesa. El consenso obtenido en esta ocasión le valió en 1733 el ingreso en la orquesta de la capilla y de la cámara de Luis XV, el mismo año que Jean-Marie Leclair, donde permaneció hasta su jubilación en 1762. Enseñó a varios de los hijos del rey. Hacia 1736 se generó una gran rivalidad entre Guignon y Jean-Marie Léclair, pues ninguno de ellos quería rebajarse a tomar el trabajo de segundo violín en la orquesta de la Capilla real. Acordaron entonces cambiar de lugar cada mes, y Guignon, buen jugador, dejó que Leclair comenzara ocupando el primer lugar, pero cuando el mes transcurrió, y Leclair, en virtud del convenio acordado estaba obligado a tomar el segundo rango, prefirió retirarse y abandonar su papel como músico del Rey.

A partir de este momento la fama de Guignon creció significativamente, como lo demuestran sus numerosos conciertos en los principales centros de Italia y Francia: en 1736 se presentó ante el gobernador de Lyon, duque de Villeroy (a quien dedicó su Op. 2), y en los siguientes dos años participó con éxito en los conciertos organizados con motivo de los movimientos de la corte, acompañado por el famoso violinista L.-Guignon Guillemain. Mientras tanto publicó en la editorial parisina Le Clerc sus primeras obras: son de 1737 las "XII sonate a violino solo e basso op. 1", y las "VI sonates à deux violoncelles, basses de viole ou bassons op. 2". La reputación ahora alcanzada en Francia, tanto como compositor que como virtuoso, lo indujo a adoptar la ciudadanía francesa, la que le fue conferida por el rey el 19 de junio de 1741; decisión que siguió a la designación de 'Royal maître des ménétriers et joueurs d'instruments tant hauts que bas et communauté des maîtres à dancer', título que no se había concedido más desde 1695, y que le valió el apelativo de 'dernier Roy des violons'.

Guignon supervisaba allí a los cantantes y bailarines del reino convirtiéndose oficialmente en el primer violinista de la época. Apenas tomó posesión, hizo reglamentos para obligar a los organistas y compositores de la música francesa a hacerse miembros de la hermandad de los ménétriers (violinistas), y a pagarle un derecho de patente; estos se opusieron a las pretensiones de Guignon el 19 de agosto de 1747, y poco después comenzó el juicio. Una cantidad de escritos y propuestas de resolución fueron publicados por ambos lados, hasta que intervino el Parlamento y en decisión del 30 de mayo de 1750, desestimó las reclamaciones de Guignon. En 1773, abdicó Guignon a un título sin prerrogativas, y desde entonces no hubo más un rey de los violines.

Mientras tanto, en el verano de 1744 Guignon se presentó con éxito en Lyon, donde, acompañado por J.-J. de Mondonville, recibió, por una serie de tres conciertos en el Hotel de Ville, la suma de 900 liras. Fue precisamente con ocasión de los conciertos en Lyon que, aclamado por el público, sufrió duras críticas de parte del académico L. Bollioud-Mermet, que a propósito escribió el ensayo 'De la corruption du goust dans la musique françoise' (Lyon, 1746).
Por ahora alcanzada una pensión de 1100 liras, en 1750 abandonó su carrera de concertista, reservando en seguida sus actuaciones a la corte y a los salones parisinos. Dedicado a la enseñanza en los últimos años, tuvo como alumnos a los pupilos más famosos de la nobleza francesa. Retirado de la actividad en la corte en 1762, vivió cómodamente hasta su muerte en Versalles, como resultado de la parálisis.

Alumno de Somis, fue uno de los más excelentes virtuosos del violín del siglo XVIII, contribuyendo significativamente al desarrollo de la música de cámara francesa, cuyo lenguaje supo orientar hacia un conocimiento más profundo de la técnica italiana del violín. En las sonatas adoptó principalmente la forma en 4 movimientos, organizando aquellos en 3 de acuerdo con la típica estructura de la obertura italiana, que veia en la sucesión de los tiempos un movimiento lento intercalado a dos rápidos. Pero es en el concierto que, adecuándose al modelo de Vivaldi y Tomassso Albinoni, mostró una mayor originalidad, orientandose de manera significativa, aunque en la forma del concerto grosso, hacia la estructura del concierto solista. Apreciado por la variedad rítmica y la riqueza de los adornos, fue especialmente elogiado como intérprete ya que, según J. B. de La Borde, 'nadie tuvo jamás un más bello golpe de arco que él ni sacó un más bello sonido de su instrumento'.

Su obra incluye varios libros de sonatas, conciertos y duetos, y un Te Deum. Su “Grande Simphonie à cors de chasse” se interpretó en el Concert Spirituel en 1748. Sus méritos como violinista le valieron el apodo de "Roi des violons et des ménétriers”. Las representaciones de sus propios conciertos y de los del maestro veneciano Antonio Vivaldi en los Concert spirituel fueron recibidos con mucho entusiasmo. A un gran talento Guignon unía un alma noble y generosa. Le gustaban los jóvenes artistas y dio asesoramiento gratuito a aquellos en que advertía un buen futuro.

"Adagio Grazioso" de la "Sonata en Si Mayor, Op 1 Nº 1"